Exposición Mujeres y sus Ropajes

Palabras de Marta Guzmán Baird

El sugerente nombre de esta exposición, nos permite adentrarnos en los múltiples significados del ser mujer. Pienso que alude al plural, ya que nos da cuenta de las búsquedas variadas y personales de una forma de ser en el mundo. Buscando un equilibrio que para nada , es fácil.

Simone de Beauvoir, 1940-60, feminista del existencialismo, en alguna parte, probablemente en su libro “El Segundo Sexo”, dijo algo así, “no es lo mismo vivir la vida dentro de un cuerpo  de hombre que de mujer”.

Virginia Woolf, escritora, pensando en  las dificultades de las mujeres, para ser educadas y poder escribir, señaló que era necesario tener un cuarto propio. Aludiendo al sentido de agencia, intelectual y económico. En esta metáfora, que da origen a un libro, da cuenta  de un espacio propio, mental y/o económico, que, como un cuarto, tiene barreras de entrada;  una puerta. Donde el que lo habita puede abrir o cerrar el acceso.

Con estos pensamientos de estas geniales mujeres del siglo pasado ya, quisiera reflexionar y divagar en la poesía del cuerpo femenino, sus ansiedades y la forma de empoderarse y seducir.

El psicoanálisis post freudiano, plantea, que las ansiedades femeninas recorren un camino distinto que las relativas al sexo masculino. Una ecuación, desde lo biológico, y corporal. Al ser un sistema abierto, la sensualidad es mas difusa y recorre todo el cuerpo, no está alojada en un órgano. Por lo tanto, la piel y todo lo que la envuelve es muy importante y por ende, las telas, o sea ,lo que apreta, lo que vuela, lo que tapa y lo que descubre son parte del lenguaje y de la protección.

Una de las ansiedades femeninas es la del acceso, ser violentada, no poder controlarlo; no hay esfínter, es un sistema abierto. Virginia Woolf, lo llama un cuarto propio, donde metafóricamente resuelve el enigma de desplegar un espacio propio y una trinchera mental. Poner una barrera a lo que la anatomía femenina no provee. No hay que olvidar que ella fue acosada por su hermanastro de pequeña, y tuvo muchas dificultades con el cuerpo, anorexia y dificultades sexuales. Quedó marcada por un acceso, no deseado.

Los ropajes, y todo lo que rodea la superficie del cuerpo, se transforma en una segunda piel donde se van a desplegar las fantasías  de acceso, de invitación y seducción gobernadas a ritmo, y candencia propia. La mujer invita hacia adentro, pero con un sistema abierto. La libertad de taparse e invitar, regula la distancia desde los deseos internos y la peligrosidad del medio. Esa tensión profundamente femenina, toda la tensión que se da ahí, está simbolizada quizás en esta exposición. La mujer y sus ropajes, y los múltiples mensajes contenidos en la forma que toman. Marcada por la cultura y la identidad individual. El lenguaje de lo femenino, de las invitaciones al acceso, al ritmo de no sentirse invadida. La danza de los velos, estática en un ropaje y mensaje, está en los cuadros. Por ejemplo, la espalda desnuda, mensaje osado donde se esconden los ojos; la túnica árabe, donde el cuerpo es pura invitación y pecado.

La Cony y sus mujeres retratadas, trasmiten eso.

Marta Guzmán Baird
Noviembre 2017